Prólogo de Christian Ferrer.
“Nuestro trabajo no se perderá -nada se pierde en este mundo-: las
gotas de agua, aun siendo invisibles, logran formar el océano”.
Con estas palabras, dirigidas a Elisée Reclus, Bakunin definía toda
una vida de lucha. Su martillo libertario, que había trabajado en la
fragua de la lucha social, no dejó de golpear todos los hierros que
encadenaban al ser humano, entre ellos la religión, dedicando una de sus
obras más destacadas, que más que gotas se puede considerar como un
verdadero diluvio, a señalar la estrecha relación existente entre Dios y
el Estado.
Bakunin concibe que la humanidad no podría ser libre si previamente no
superaba esa fase de pensamiento, llamémosla infantil, en donde lo
sobrenatural tiene cabida por medio de la mística religiosa, de ahí que
postulara que la emancipación solo sería posible si se abordaba la
realidad por medio del pensamiento racional, lo que nos llevaría, sin
margen de duda, a percatarnos de lo artificial tanto de la religión como
de su plasmación política que es el Estado.
LaMalatesta editorial – Tierra de fuego – Utopía libertaria, mayo 2014.
Rústica. 140 pp. ; 19,5×12,5cm.
ISBN: 978-84-940394-9-2
http://www.lamalatesta.net/editorial/2014/06/dios-y-el-estado/